Assassin’s Creed Valhalla

Cuando se piensa en vikingos, a uno le puede venir a la mente el último God of War , un juego salvaje y excelente que contrasta mucho con las primeras imágenes que se pudieron ver de Assassin’s Creed Valhalla. Pero el nuevo título de Ubisoft no se queda corto en su aspiración a ser una gran fantasía vikinga. Donde el estudio Santa Monica pone brutalidad y batallas entre dioses, la compañía francesa prioriza la ambientación y la recreación.


Como todos los títulos de la saga, este también ha sido desarrollado por un equipo multicultural de distintas creencias religiosas aconsejado por historiadores y expertos en la materia. Los paisajes, las armas, los ropajes y muchos de los actos de los personajes y extras están basados en hechos históricos.

Para contribuir a este nivel de realismo, Ubisoft ha mejorado algunas mecánicas que aparecieron en Assassin’s Creed Origins y que podían entorpecer la experiencia. En Valhalla, por ejemplo, para tener un equipo mejor no se deben buscar armas de más nivel, sino que todas se pueden refinar en el herrero. De este modo, un hacha conseguida durante la primera hora de juego puede seguir siendo útil al final de la experiencia. El director narrativo de Assassin’s Creed Valhalla, Darby McDevitt, afirma que su enfoque se basa más en las inversiones a largo plazo que en la búsqueda incesante de botín.
Assassin’s Creed Valhalla es primero un juego de Vikingos y luego una historia de Asesinos contra Templarios.











A estos cambios de la fórmula se le suman mecánicas totalmente nuevas como los saqueos.}} Para mejorar el asentamiento, Eivor y su clan necesitan recursos, que se obtienen arrasando monasterios y pueblos sajones. Estos se encuentran repartidos por el mapa, normalmente cerca de los ríos. Eivor y su tripulación recorren en Drakkar las vías fluviales hasta encontrar los objetivos, mientras cantan o cuentan historias para amenizar el trayecto. Pero, una vez suena el cuerno y se vacía la barca, empieza la carnicería. A golpe de hacha, la tripulación saquea hasta el último rincón de la villa o el monasterio.


En una comparación directa, Assassin’s Creed Valhalla puede parecer menos salvaje que God of War, pero el juego de Ubisoft no se queda corto. Los desmembramientos y las decapitaciones son constantes durante las batallas y, además, hay remates finales en los que la cámara se acerca para que la violencia extrema tome el protagonismo. Todo esto da una capa de brutalidad a un sistema de combate que ha avanzado poco desde Origins y que recuerda mucho a cualquier juego de la saga Souls.

Una fantasía Vikinga.

Assassin’s Creed Valhalla vende una idea fantástica e idealizada de los Vikingos, como siempre ha hecho la saga en sus sucesivas entregas ambientadas en distintos periodos históricos. Eivor es un guerrero y no puede actuar ni como un comerciante ni como un artista ni como un artesano. La herramienta de Eivor es el hacha y el mundo está lleno de troncos con los que hacer leña.

La fantasía de esta nueva entrega es la misma que muestran series como Vikings. Eivor, como el Ragnar Lothbrok de la serie de televisión, es un gran líder, un buen estratega, un perfecto orador y un gran guerrero. Es un hombre (o una mujer, lo puede elegir el jugador) capaz de todo y dispuesto a todo para el bienestar de su clan. 












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